La Travesia del Desierto

Por: Eduardo Trebison

9 nov 2010

"El Cuervo" de Edgar Allan Poe

Publicado por Trebison


¡Atención! el siguiente texto contiene posibles spoilers, en caso de no conocer el poema, bajar hasta el antes de leer. Gracias.

El Cuervo (The Raven), es un poema largo, del tipo narrativo. Fue publicado por primera vez el 29 de enero de 1845 en el diario New York Evening Mirrow, y escrito por Edgar Allan Poe, cuyo nombre se llenó de popularidad debido esté poema.

Hay quienes dicen que se encontraba bajo los efectos del opio cuando lo escribió, y otros que simplemente estaba borracho. Algunos dicen que lo hizo en un día, otros que tardó diez años. Lo cierto es que se inspiro en el cuervo parlante de Charles Dickens en la novela Barnaby Rudge, baso su estructura de rima y rítmica en el poema Lady Geraldine's Courtship de Elizabeth Barret y ningún aspecto del poema surgió por accidente.

Narra ― en primera persona ― como un joven estudiante es visitado por un extraño y peculiar ser, mientras lucha internamente por la perdida de su amor, Leonora. El hecho de que se trate de un estudiante es algo que el poema no menciona pero que entra en lo evidente según la lógica en la que Poe se basa (el narrador se encuentra leyendo un libro, eso lo sugiere, ademas se encuentra la presencia de el busto de palas de Atenea - Diosa de la sabiduría), él mismo habla sobre esto en Filosofía de la composición, un controversial ensayo que escribió en 1846 también conocido como Método de composición, cuya temática es el método de escritura, y donde explica el proceso por el cual escribió este poema. Poe dice que ningún aspecto del poema fue un accidente y que todo se basa en la lógica; El Cuervo entra en la habitación para huir de la tormenta, "al filo de una lúgubre media noche" "de un gélido diciembre". Incluso el término nevermore (¡Nunca más!) fue usado por los efectos de sonido de la vocal larga, es decir la 'o', algo que Poe ya había experimentado en otras obras.

El tema fue elegido porque de todos los temas melancólicos, la muerte es el que más se entiende universalmente y no hay nada más poético que la muerte de una mujer, narrado por los labios de un amante privado de su tesoro. Aunque muchos sugieren que Poe se inspiro por la temprana muerte de su madre, Eliza Poe, o la tuberculosis que afectaba a su esposa, Virginia, lo cual es muy seguro.

Luego de la publicación, Poe se hizo famoso casi inmediatamente, y por ello se le dio el apodo de 'El Cuervo'. El poema fue reimpreso masivamente y tambíen parodiado de la misma forma. Sin embargo eso no le concedió un éxito financiero. El poema consiguió los elogios de muchos escritores, pero a su vez consiguió malas criticas por parte de otros, como por Ralph Waldo Emerson quien dijo que no veía nada en él, o por William Butler Yeats quien lo llamo: "Poco sincero y vulgar... su desempeño, una jugueteada rítmica." Sin embargo la misma Elizabeth Barret le escribió diciedo: "Tu 'cuervo' ha producido sensación, un ataque de horror, aquí en Inglaterra. Algunos de mis amigos se han dejado llevar por el miedo que produce y otros por su música. Oigo personas angustiadas por 'Nunca más'." Posteriormente el poema ha funcionado como inspiración de obras de otros autores como Lolita de Vladimir Nabokov o The Parrot Who Knew Papa de Ray Bradbury. En la actualidad El Cuervo es sin duda alguna su composición poética más famosa.

A continuación, dejare una traducción del poema. Tenia pensado dejar el original (en ingles) ya que simplemente no es lo mismo, se pierde mucho de las verdaderas palabras de Poe. Pero por otra parte si estoy escribiendo en un blog en español, poco sentido tendría que dejara obras en ingles. La traducción que elegí de por si no es la mejor que hay, pero representa algo para mi, y es que con está traducción le conocí:


El Cuervo

Erase una vez, al filo de una lúgubre media noche,
mientras débil y cansado, en tristes reflexiones embebido,
inclinado sobre un viejo y raro libro de olvidada ciencia,
cabeceando, casi dormido,
oyóse de súbito un leve golpe,
como si suavemente tocaran,
tocaran a la puerta de mi cuarto.
"Es ― dije musitado ― un visitante
tocando quedo a la puerta de mi cuarto.
Eso es todo y nada más."

¡Ah! aquel lúcido recuerdo
de un gélido diciembre;
espectros de masas moribundas,
reflejadas en el suelo;
angustia del deseo del nuevo día;
en vano encareciendo a mis libros
dieran tregua a mi dolor.
Dolor por la perdida de Leonora, la única,
virgen radiante, Leonora por los ángeles llamada.
Aquí ya sin nombre, para siempre.

Y el crujir triste, vago, escalofriante
de la seda de las cortinas rojas
llenándome de fantásticos terrores
jamás antes sentidos. Y ahora aquí, en pie,
acallando el latido de mi corazón,
vuelvo a repetir:
"Es un visitante en la puerta de mi cuarto
queriendo entrar. Algún visitante
que a deshora a mi cuarto quiere entrar.
Eso es todo y nada más."

Ahora mi animo cobraba bríos,
y ya sin titubeos:
"Señor ― dije ― o señora, en verdad vuestro perdón imploro,
más el caso es que, adormilado
cuando vinisteis a tocar quedamente,
tan quedo vinisteis a llamar,
a llamar a la puerta de mi cuarto,
que apenas pude creer que os oía."
Y entonces abrí de par en par la puerta:
Oscuridad, y nada más.

Escrutando hondo en aquella negrura,
permanecí largo rato, atónito, temeroso,
dudando, soñando sueños que ningún mortal
se haya atrevido jamás a soñar.
Mas en el silencio insondable la quietud callaba,
y la única palabra ahí proferida
era el balbuceo de un nombre: "¿Leonora?"
lo pronuncié en un susurro, y el eco
me lo devolvió en un murmullo: "¡Leonora!"
apenas esto fue, y nada más.

Vuelto a mi cuarto, mi alma toda,
toda mi alma abrazándose dentro de mi,
no tardé en oír de nuevo tocar con mayor fuerza.
"Ciertamente ― me dije ― ciertamente
algo sucede en la reja de mi ventana.
Dejad, pues, que vea lo que sucede allí,
y así penetrar pueda en el misterio.
Dejad que a mi corazón llegue un momento el silencio,
y así penetrar pueda en el misterio."
¡Es el viento, y nada más!

De un golpe abrí la puerta,
y con suave batir de alas, entró
un majestuoso cuervo
de los santos días idos,
sin asomo de reverencias,
ni un instante quedo;
y con aires de gran señor o de gran dama,
fue a posarse en el busto de palas,
sobre el dintel de mi puerta.
Posado, inmóvil y nada más.

Entonces, este pájaro de ébano,
cambió mis tristes fantasías en una sonrisa
con el grave y sereno decoro
del aspecto de que se revestia.
"Aun con tu cresta cercenada y mocha ― le dije ―.
no serás un cobarde.
Hórrido cuervo vetusto y amenazador.
Evadido de la ribera nocturna.
"¡Dime cual es tu nombre en la ribera de la noche plutónica!"
Y el Cuervo dijo: "Nunca más."

Cuanto me asombró que pájaro tan desgarbado
pudiera hablar tan claramente;
aunque poco significaba su respuesta.
Poco pertinente era. Pues no podemos
concordar en que ningún ser humano
ha sido bendecido antes por la visión de un pájaro
posado sobre el dintel de su puerta,
pájaro o bestia, posado en el busto esculpido
de Palas en el dintel de su puerta
con semejante nombre: "Nunca más."

Mas el Cuervo, posado solitario en el sereno busto.
Las palabras pronunció, como vertiendo
su alma sólo en esas palabras.
Nada más dijo entonces;
no movió ni una pluma,
entonces yo me dije, apenas murmurando:
"Otros amigos se han ido antes;
mañana él también me dejará,
como me abandonaron mis esperanzas."
Y entonces dijo el pájaro: "Nunca más."

Sobrecogido al romper el silencio
tan idóneas palabras,
"sin duda ― pensé ―, sin duda lo que dice
es todo lo que sabe, su solo repertorio, aprendido
de un amo infortunado a quien desastre impío
persiguió, acosó sin dar tregua
hasta que su centinela, sólo tuvo un sentido,
hasta que las endechas de su esperanza
llevaron sólo esa carga melancólica
de "nunca, nunca más."

Mas el Cuervo arrancó todavía
de mis tristes fantasías una sonrisa;
acerqué un mullido asiento
frente al pájaro, el busto y la puerta;
y entonces, hundiéndome en el terciopelo,
empecé a enlazar una fantasía con otra,
pensando en lo que esté ominoso pájaro de antaño,
lo que este torvo, desgarbado, hórrido,
flaco y ominoso pájaro de antaño
quería decir graznando: "Nunca más."

En esto cavilaba, sentado, sin pronunciar palabra,
frente al ave cuyos ojos, como-tizones encendidos,
quemaban hasta el fondo de mi pecho.
Esto y más, sentado, adivinaba,
con la cabeza reclinada
en el aterciopelado forro del cojín
acariciado por la luz de la lampara,
en el forro de terciopelo violeta
acariciado por la luz de la lampara
¡que ella no oprimiría ¡ay!, nunca más!

Entonces me pareció que el aire
se tornaba más denso, perfumado
por invisible incensario mecido por serafines
cuyas pisadas tintineaban en el piso alfombrado,
"¡Miserable ― dije ―, tu Dios te ha concedido,
por estos ángeles te ha otorgado una tregua,
tregua de nepente de tus recuerdos de Leonora!
¡Apura, oh, está dulce nepente
y olvida a tu ausente Leonora!"
Y el Cuervo dijo: "Nunca más."

"¡Profeta! ― exclamé―, ¡Cosa diabólica!
¡Profeta, si, seas pájaro o demonio
enviado por el Tentador, o arrojado
por la tempestad a este refugio desolado e impávido
a esta desértica tierra encantada,
a este hogar hechizado por el horror!
Profeta, dime, en verdad te lo imploro,
¿hay, dime, hay bálsamo en Galaad?
¡Dime, dime, te imploro!
Y el Cuervo dijo: "Nunca más."

"¡Profeta! ― exclamé―, ¡Cosa diabólica!
¡Profeta, si, seas pájaro o demonio
¡Por este cielo que se curva sobre nuestras cabezas,
ese Dios que adoramos tú y yo,
dile a esta alma abrumada de penas si en el remoto Edén
tendrá en sus brazos a una santa doncella
llamada por los ángeles Leonora,
tendrá en sus brazos una rara y radiante virgen
llamada por los ángeles Leonora!"
Y el Cuervo dijo: "Nunca más."

"¡Sea esa palabra nuestra señal de partida
pájaro o espíritu maligno! le grité presuntuoso.
¡Vuelve a la tempestad, a la ribera de la noche plutónica,
no dejes pluma negra alguna, prenda de la mentira
que profirió tu espíritu!
Deja mi soledad intacta.
Abandona el dintel de de mi puerta.
Aparta tu pico de mi corazón
y tu figura del dintel de mi puerta.
Y el Cuervo dijo: "Nunca más."

Y el Cuervo nunca emprenió el vuelo.
Aún sigue posado, aún sigue posado
en el pálido busto de Palas.
en el dintel de la puerta de mi cuarto.
Y sus ojos tienen la apariencia
de los de un demonio que está soñando.
Y la luz de la lámpara que sobre él se derrama
tiende en el suelo su sombra. Y mi alma,
del fondo de esa sombra que flota sobre el suelo,
no podrá librarse. ¡Nunca más!



Fuentes:

. El Cuervo
. El Cuervo (Idioma original)
. Filosofía de Composición
. es.wikipedia.org

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