La Travesia del Desierto

Por: Eduardo Trebison

11 nov 2010

"Caperucita Roja" de Charles Perrault

Publicado por Trebison


Hablar sobre la Caperucita Roja, su capuza colorada y su muy clara inocencia y falta de vista, es hacerlo sobre literatura infantil, recordar la infancia o tal vez pensar en tus hijos. Popularmente es así, más no muchos conocen del origen de este cuento.

La Caperucita Roja fue escrito por primera vez por Charles Perrault, en 1697, más dicha historia no le pertenece. Era una historia popular que iba de boca en boca. Parrault se encargó de recogerlo para su transmisión escrita. Posteriormente seria escrita por los hermanos Grimm, ellos hicieron de esta una historia algo más inocente, esa versión sería la que le daría la popularidad mundial y hasta el día de hoy es la mas leída. Luego para 1800 Ludwig Tieck escribiría "Vida y muerte de la pequeña Caperucita Roja, una tragedia" dónde anexaría detalles nuevos, como por ejemplo el leñador que rescata a Caperucita y a la abuela. La diferencia del popular cuento de hadas y el cuento de Charles Parrault es que la historia de este ― para la época ― más que un cuento parecía una leyenda cruel. De hecho a estos cuentos ahora infantiles como La Caperucita o La Cenicienta (también escrita por Perrault y posteriormente por los hermanos Grimm), se les considera los primeros posibles cuentos de terror.

Sin embargo, por muy cruel que fuese el cuento de Parrault, este omitió algunos detalles del boca a boca popular más terroríficos como que el lobo invitará a la niña a comer la carne y beber la sangre de su abuela recién descuartizada. Al contrario la intención de Parraut con este cuento era la de dejar una moraleja moral sobre las jóvenes que se relacionan con desconocidos.

Sin más preámbulos, la Caperucita Roja de Parrault, disfrútenlo:


Caperucita Roja
Había una vez una niñita en un pueblo, la más bonita jamás se hubiera visto; su madre estaba enloquecida con ella y su abuela mucho más todavía. Esta buena mujer le había mandado a hacer una caperucita roja y le sentaba tanto que todos la llamaban Caperucita Roja.

Un día su madre, habiendo cocinado unas tortas, le dijo:
― Anda a ver cómo está tu abuela, pues me dicen que ha estado enferma; llévale una torta y este tarrito de mantequilla.

Caperucita Roja partió en seguida a ver a su abuela que vivía en otro pueblo. Al pasar por un bosque, se encontró con el compadre lobo, que tuvo muchas ganas de comérsela, pero no se atrevió porque unos leñadores andaban por ahí cerca. Él le preguntó a dónde iba. La pobre niña, que no sabia que era peligro detenerse a habla con un lobo, le dijo:
― Voy a ver a mi abuela, y le llevo una torta y un tarrito de mantequilla que mi madre envía.
― ¿Vive muy lejos? ― le dijo el Lobo.
― ¡Oh, si! ― dijo Caperucita Roja ―, más allá del molino que se ve allá lejos, en la primera casita del pueblo.
― Pues bien ― dijo el Lobo ―, yo también quiero ir a verla; yo iré por esté camino, y tú por aquél, y veremos quien llega primero.

El Lobo partió corriendo a toda velocidad por el camino que era más corto y la niña se fue por el más largo entreteniéndose en coger avellanas, en correr tras las mariposas y en hacer ramos con las florecillas que encontraba. Poco tardó el Lobo en llegar a la casa de la abuela; golpea; toc, toc.
― ¿Quién es?
― Es su nieta, Caperucita Roja ― dijo el Lobo, disfrazando la voz ―, le traigo una torta y un tarrito de mantequilla que mi madre envía.

La pobre abuela, que estaba en cama porque no se sentía bien, le gritó:
― Tira la aldaba y el cerrojo caerá.

El Lobo tiró de la aldaba, y la puerta se abrió. Se abalanzo sobre la buena mujer y la devoró en un santiamén, pues había más de tres días que no comía. Enseguida cerró la puerta y fue a acostarse en el lecho de la abuela, esperado a Caperucita Roja quien, un rato después, llegó a golpear la puerta: Toc, toc.
― ¿Quién es?
Caperucita Roja, al oír la ronca voz del Lobo, primero se asustó, pero creyendo que su abuela estaba resfriada, contestó:
― Es su nieta, Caperucita Roja, le traigo una torta y un tarrito de mantequilla que mi madre le envía.

El Lobo le gritó suavizando un poco la voz:
― Tira la aldaba y el cerrojo caerá.

Caperucita Roja tiró de la aldaba y la puerta se abrió. Viéndola entrar, el Lobo le dijo, mientras se escondía en la cama bajo la frazada:
― Deja la torta y el tarrito de mantequilla en la repisa y ven acuéstate conmigo.

Caperucita Roja se desviste y se mete en la cama y quedó muy asombrada al ver la forma de su abuela en camisa de dormir. Ella le dijo:
― Abuela ¡Qué brazos tan grandes tienes!
― Es para abrazarte mejor, hija mía.
― Abuela ¡Qué piernas tan grande tienes!
― Es para correr mejor, hija mía.
― Abuela ¡Qué orejas tan grandes tienes!
― Es para oírte mejor, hija mía.
― Abuela ¡Qué ojos tan grandes tienes!
― Es para verte mejor, hija mía.
― Abuela ¡Qué dientes tan grandes tienes!
― ¡Para comerte mejor!
Y diciendo estas palabras, este lobo malo se abalanzó sobre Caperucita Roja y se la comió.

― Fin ―

Moraleja: Aquí vemos que la adolescencia, en especial las señoritas, bien hechas, amables y bonitas no deben a cualquier oír con complacencia, y no resulta causa de extrañeza ver que muchas del lobo son la presa. Y digo el lobo, pues bajo su envoltura no todos son de igual calaña: Los hay con no poca maña, silenciosos, sin odio ni amargura, que en secreto, pacientes con dulzura van a la siga de las damiselas hasta las casa y las callejuelas; más, bien sabemos que los zalmeros entre todos los lobos ¡ay! son los más fieros.


2 comentarios:

Lilith dijo...

Me gustó mucho el artículo además que sirvió de Cultura general para mi, porque si bien he leído prácticamente todas las versiones de los hermanos Grimm, de diferentes textos clásicos, no conocía en sí el Génesis de Caperucita.
Ese tipo de cuentos infantiles siempre se desvirtúan con el pasar del tiempo, porque van creando nuevas versiones más "fantasiosas" y también por la traducción a diferentes idiomas... o cuando Disney mete sus manos en ellos.
La otra vez estuve leyendo que varios de los cuentos escritos por los hermanos Grimm eran así de procedencia popular, que ellos recolectaban, pero no sabía que en este caso el recolector fue otro autor...
I liked...

Trebison dijo...

@Lilith si, en este caso solamente no. Antes de pasar por las manos de los hermanos Grimm o de cualquier otro autor de cuentos infantiles, muchos de estos cuentos ya habían sido recolectados por Perrault, como en este caso o el caso de 'La Cenicienta'. Perrault es más conocido por su recopilación de 'El Gato con Botas' por ejemplo, más su versión de estos cuentos nunca ha sido la mas popular. Disney ha basado todas sus películas en las narraciones de los Hermanos Grimm. Próximamente publicare más cuentos, gracias por leer Cindy.

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